jueves, 3 de enero de 2019
jueves, 23 de febrero de 2017
Zurich Maratón Sevilla 2017: mi crónica
Son las 5:45 de la mañana y suena
la alarma para ponerse en pie y comprobar si el trabajo hecho estos 4 últimos
meses ha sido suficiente para afrontar la distancia de 42kms. Me he pasado casi
la noche en vela, de los nervios que tenía por enfrentarme de nuevo a esta
prueba. La primera vez, siempre está uno nervioso, pero yo digo, que la segunda
lo estás más, porque ya sabes a lo que te enfrentas, y recuerdas lo duro que
fue y lo que se llega a sufrir en los últimos kms. Me dirijo hacia el estadio
de la Cartuja con Laura, Alberto y Juanka, para esperar a que comience todo.
Alberto hará su primera maratón, y la afronta con ambición, su objetivo es
hacer 3h 30, y vaya si lo consiguió. Con la ayuda de Laura, que le esperará a
partir del km 30 para llevarle volando hasta su objetivo. Y Juanca, se había
brindado a esperarme en el km 25, con un objetivo menos ambicioso para mí,
bajar de las 4h 9’ o por lo menos, acabar la maratón y no rendirme. Como ya
había comentado, trabajando a turnos de mañana, tarde y noche, y turnos
variados cada semana, sería un suicidio querer optar a algo más exigente.
En la quedada previa, conociendo a Isaac
Alberto y yo estamos
nerviosísimos, pues somos los que haremos 42 kms, jejeje yo tengo un nudo en el
estómago, que parece que mis tripas estén bailando una juerga gitana. Casi sin
darnos cuenta, se acerca el momento de dirigirse a la salida. Cada uno ocupa su
cajón de salida. Ahí llega la soledad del corredor, donde uno se enfrenta a sí
mismo. En realidad, en las carreras no suelo salir con nadie desde la salida,
me gusta ir a mi rollo. No me puedo creer que vaya a hacer semejante carrera.
Ante todo le tengo mucho respeto. Creo que no se puede ir confiado en una
maratón, en el último momento se puede ir al traste y no la acabas. Mi único
objetivo es acabarla, con calma, y disfrutarla todo lo que pueda. He venido a
por mi medalla de finisher!!
Correr una carrera de 14000 es…
flipante!!! Sobretodo a la hora de la salida, cuando ves la cantidad de gente a
tu alrededor, una lluvia de colores. En los primeros metros ya me emociono, de
estar formando parte de dicho evento. Voy chequeando el garmin en los primeros
kms, y pensando que mi familia me estará siguiendo por la app que hay para
saber por el punto que voy. Cada km que paso, pienso que les estoy mandando una
señal y que estarán expectantes en saber si llego o no, como voy. Cuando paso
delante de una cámara, intento saludar, por si me están viendo jejeje Me
percato de algo, hace bastante frío para mí. Acostumbrado al clima de las
Canarias, es demasiado frío para mí. Mi preocupación es pasar tanto frío como
en mi primera maratón, que del frío tuve que parar a orinar. Parece que esta
vez va a pasar lo mismo, porque no tiene pinta de calentar. Los primeros kms
voy con un chubasquero. En el km 5, por al Torre del Oro me esperan María y
Lola, que están ahí para sacarnos fotos. Así que aprovecho antes para rasgarme
el chubasquero, porque no es cómodo correr con él, y tampoco muy bien para la
foto. Ya que junto a los contenedores de basura, me aparto
para buscar el de plástico, y lo deposito en él. Un corredor, que venía detrás,
me levanta el pulgar y me dice que muy bien por el detalle. Hubiera sido de sin
vergüenza tirar al suelo teniendo un contenedor justo al lado.
Pasando por el km 5, sonriendo a cámara
Los kms van pasando con tranquilidad.
Voy a buen ritmo, entre 5’10 y 5’20 como tenía previsto. No quiero ir más
rápido porque lo pagaría caro en los últimos kms. Y uno nunca sabe cuanto
calibrar las fuerzas en esta distancia. Puedes llevarte una sorpresa cuando
menos lo esperas.
En los últimos entrenos, en las
tiradas más largas, había sufrido de calambres. Y esa es mi principal
preocupación. No tener calambres que me impidan llegar a la meta. Así que para
engañar a la meta, intento plantearme objetivos a corto plazo. Primero llegar a
los 10 kms. Los alcanzo bien, en buen ritmo. Chequeo que todo va bien en las
piernas, pero sigo sintiendo frío. Las piernas no entran en calor. En el km 12
me tomo el primer gel para recuperar. Me encaro hacia el próximo objetivo, el
km 21. También llego bien, y de ahí toca alcanzar a uno de los objetivos
importantes de la carrera. Juanca se había ofrecido a acompañarme desde el 25.
Se que no ha sido fácil para el hacer distancia en los últimos meses, por
lesiones. Y para mí supone también una responsabilidad el hecho de que me
acompañe. Me pongo a pensar.. y si no acabo la carrera? Y si me pasa algo y no
consigo llegar? Vaya faena… después del curro que se ha pegado… Así que mi
objetivo es al menos llegar al km 25 donde está el, para que vea que lo he
intentado! En el km24 me tomo el segundo gel, y me hace llegar fresco a donde
el me espera. A partir de ahí, ya noto que el ritmo está más cerca de 5’20. Ya las
fuerzas no son las mismas, y las piernas que siguen frías por el tiempo que
hace, es como si los músculos estuvieran rígidos. Y me da la sensación de que
un movimiento en falso podría hacer que tuviera una caída o que me diese un
calambre. Intento moverme con la mayor ligereza y suavidad que puedo, pese a
que los kms van en aumento.
Ya con Juanca, en Plaza España
Disfrutando el momento
Encuentro a Juanca, me pregunta
como voy, le digo que bien, y me dice que mientras no le diga lo contrario, que
mantendrá el ritmo. (Gracias por tirar de mí! La verdad que si hubiese ido sólo
creo que no habría sido tan fuerte).
Pasamos por el km 30. Eso ya es
todo un logro. Se dice que en la maratón hay que llegar al 30 lo más fresco
posible, y que ahí es donde empieza la verdadera maratón. Bueno, yo no se si
decir que iba fresco. Pero intento más que en ningún momento, mantener la mente
fría. Centrarme en cada paso. Para distraer mi mente, durante la carrera había
ido chocando palmaditas de niños que estiraban sus brazos para chocar la palma
a los corredores. Su cara de fascinación, como si estuvieran viendo a un
super-héroe no tenía precio! Y hemos venido a jugar, así que a partir del km 30
más que nunca, insisto en chocar las palmas a los niños, para alimentarme de
ese buen rollo. El ambiente de carrera es buenísimo. Sevilla se vuelca por
completo en la carrera, y tienen un arte que no se puede aguantar. Nunca, pero
nunca, he corrido una carrera en la que el público anime tanto. Sólo por eso,
ya merece la pena correr esta maratón. Frases como: ole que cuerpos tenéis!! Muy
bien campeones,…. Vamos cooooño, que ya lo tenéis!!! Se sucedían una tras otra.
Los aplausos y ánimos me daban tal subidón que incluso sin quererlo podían
hacer que aumentase mi ritmo. Cierto que cada vez era más difícil. Llega el km
del muro. El 35. Recuerdo perfectamente ese km, apreté fuerte mis puños, y
dije, biennn lo estoy pasando!! Aunque muy ignorante de lo que me esperaba.
Juanca me dice que vamos a entrar
en el parque de Maria Luisa, pero no veo la entrada por ninguna parte. No
quiero agobiarme, e intento mantener la calma sin ser impaciente. Cada vez que
había un avituallamiento, Juanca se acercaba y me lo traía. Yo le decía,
plátano e isotónica!!! Menudo empache… pero en los últimos kms mi miedo a los
calambres era tal, que no quería arriesgarme a que me faltase de nada. La atmósfera se está haciendo dura. Mis
piernas ya están como columnas, pasamos por el parque de Maria Luisa, voy ya
muy asustado. Parece que lo que no quería se está acercando. A mi alrededor
empiezo a ver muchos corredores que van caminando… empieza la fase como decimos
los maratonianos de “walking dead”. El suelo es una alfombra de vasos, esponjas…
y vigilo de no resbalar o tropezar con nada. De repente entramos en plaza
España, que hay un ambientazo brutal. En mi mp3 suena “Sweet child o’ mine” de
los Guns n Roses, y recuerdo que he venido a disfrutar. Alzo la mirada, y me
pongo a observar la plaza, la gente, los ánimos que nos dan, lo bonita que es
la plaza,… en ese momento parece que se detenga el tiempo. Me pareció un
momento mágico. Al final de la plaza están de nuevo María y Lola para sacarnos
más fotos, y se ha añadido Sagrario, que manera de animar!!!! Eso es otra
inyección de adrenalina. Aunque pocos metros después ya se acerca lo
inevitable. Los cuádriceps me han dado ya un par de avisos y me tengo que
parar, de lo contrario acabaré cayendo. Juanca me anima, me tranquiliza. Camino
unos pasos y retomo el trote… Empieza el calvario. Llegamos al km 38 y las
piernas me dan otro aviso. No puedo más. En ningún momento pienso en abandonar.
No me quiero ir sin mi medalla. Pero me preocupan las piernas, me asusta que
vaya a peor. Juanca me sigue animando, me dice que paremos cuando sea
necesario, y le pide réflex a uno de los voluntarios. Tras ponérmelo, las
piernas parecen entrar en calor y me da una tregua. Consigo seguir trotando.
Pasamos junto a la Catedral. Las
calles están hasta la bandera y el ambiente es inmejorable. Mis ritmos han
bajado mucho y ya sólo se trata de llegar. Recuerdo a Juanca delante de mí, y
yo deteniéndome como un niño chico que no quiere ir al cole. Ya en en algunos
momentos se me cae alguna lágrima, me duele todo, pero quiero llegar, pero
tengo calambres,… es una lucha, conmigo mismo. Hay momentos que ya no me sale
ni la voz, para poder avisarle de que pare, pero por suerte, él está pendiente
y se gira a menudo y ve que me he parado. En el km 39 el dolor en la pierna es
muy fuerte. No quiero sentarme por miedo a no poder levantarme luego. La gente
que está animando, leen mi nombre en mi dorsal y me llaman: venga Fran, ánimo,
que ya te queda poco, que lo tienes ahí!! Vuelvo a emocionarme. Esos ánimos
desinteresados, de gente que no conozco me dan fuerzas para seguir. De verdad,
es increíble, y la gente no sabe cuanto gusta recibir ánimos en una carrera tan
dura. Arranco de nuevo, ya nos encaminamos hacia el puente. No me planteo
cuanto queda, simplemente se que ya llegamos. Miro el reloj y ya estoy en el km
40. Me digo a mí mismo, que ya está hecho. Pero falta acabarlo. En el km 41 se
pone a llover. Juanca me dice que apreté que si no, nos vamos a mojar. Yo se
que a esas alturas ya va a ser imposible apretar, así que elijo mojarme. Y….
otra vez parón… ya no se cuantas veces me he parado, pero necesito más réflex.
Aunque esté a punto de entrar al estadio de la Cartuja. Y más plátano
también!!! Se empieza a ver mucha gente a la entrada del estadio, veo a Alberto
y Laura entre el público, Laura animándome estira su brazo para chocarme la
mano. Subidón!!!! La choco con energía. Esto ya está aquí, toca disfrutar de la
vuelta gloriosa al estadio.
Juanca me pregunta por el tiempo que
llevo, miro el reloj: 3 h 58 min. Cuando se lo digo, me dice,… muy bien!! Menos
de 4 horas, intentamos a muerte para conseguir el sub 4 horas??? Le digo que
vale, pero a lo bajini… no muy convencido. Veo que el suelo está en mal estado,
y si le añado que mis piernas están acabadas, tengo todas las papeletas para
besar el suelo de forma involuntaria. Intento sprintar de la mejor manera que
puedo. Y llega el momento que más grabado se me ha quedado en la mente de esta
gran carrera. La pierna izquierda me pega un calambrazo, y el isquio izquierdo
se me encoje, de tal modo que hace que se me encoja la pierna izquierda y que
casi me hace caer. Yo siento como si me hubiesen pegado un tiro antes de llegar
a meta. No me lo puedo creer. No puedo creer que me esté dando ese fatídico
dolor a tan pocos metros de meta. Si me hubiera pasado antes igual no le doy
tanta importancia. Veo la meta, pero casi no me puedo mover. Juanca reacciona a
tiempo y me coge para que no me caiga. Siento rabia, dolor, y de reojo, empiezo
a ver a la gente de la grada que se están levantando de la grada y me empiezan
a gritar: Vamos campeón!!! No pares!!! Tú puedes, ya has llegado, sigue
adelante!!! Alzo la mirada y les veo y me doy cuenta que me lo están diciendo a
mí. (Parecía que estaba en una película!!). Juanca me dice, venga… ya llegas
como sea!! Intento enderezarme, encaro ya la recta y me dirijo a meta. En esos
últimos metros veo más gente que me grita animándome, porque habían visto lo
que me había pasado. Es como si hubieran sido complices de una injusticia,… y
que no fuese justo que no acabase la carrera a tan solo pocos metros de la
meta. Veo el tiempo en el arco de meta y pienso que ya no ha podido ser bajar
de 4 horas. Entro en meta estallando en un llanto, por haber acabado,
agradecido de haber llegado al final, y de que se acabe todo el sufrimiento. Ya
han terminado los sufrimientos por los entrenos, los nervios por la carrera,
los miedos a que me duela algo… en milésimas de segundo, eso pasa ya a ser
historia. Ya he completado mi segunda maratón. Me acerco a Juanca y le doy un
abrazo, agradeciéndole por todo lo que ha hecho y siendo consciente de que sin
él no hubiera sido posible.
Entrando en meta, mi cara lo dice todo...
Me dan mi medalla de finisher, mi
plástico para cubrirme. Y mi móvil empieza a sonar con un montón de wasaps de
mi familia, felicitándome, diciendo que me han seguido toda la carrera. Me
mandan el pantallazo para que vea el tiempo, y sorpresa: 3 horas 59 minutos 48
segundos. Rompo a llorar de nuevo. Estoy en una nube. No me creo que haya
conseguido tal azaña. Mi mente hace un feedback de toda la carrera, y soy
consciente de que ha sido la carrera en la que más he corrido con la cabeza,
manteniendo mi mente en todo momento fría, y sin cometer locuras.
Con mi medalla finisher
Ha sido una gran carrera, un gran
evento, y desde luego le queda a uno un buen sabor de boca, y con ganas de
repetir. Tan sólo por volver a vivir esos segundos al acabar en meta, ya merece
la pena ponerse en la línea de salida. He mejorado en 10 minutos la marca que hice en mi primera maratón y además he hecho menos de 4 horas como quería. Y además acabando con un amigo, no se puede pedir más!!
En esta crónica, creo que cabe
destacar el apoyo y ayuda que he recibido y no quiero pasarlo por alto, porque
forma parte de la carrera.
A ti Juanca, por la ayuda incondicional,
por los consejos recibidos, por haber tirado de mí en los kms más duros, y por hacer que haya sido todo posible.
A la familia de Juanca, por el
trato recibido. Desde el primero al último, habéis hecho que me sienta
arropado, y me habéis tratado mejor que si estuviera en brazos.
A mi familia también por el apoyo
que me han dado, estando pendientes de mí, y porque la família siempre es la familia.
A la gente de Sevilla, porque es
increíble como participan y se vuelcan en la carrera, gente que no me conocían
de nada, y me animaron como si fuesen familiares míos.
Y a todos los amigos, compañeros
y demás personas que sabéis, que habéis estado estos últimos meses aguantándome
con mis entrenos, animándome en el plan de entrenamiento y deseándome lo mejor
para la carrera.
Hoy, me duelen los cuádriceps, el
isquio izquierdo, las uñas de mi pie derecho son en todos los tonos entre
violeta y negro, y camino como chiquito de la calzada. Tardaré unos días en
volver a la normalidad, pero os diré una cosa… QUIERO MAS!!!
This is Marathon!!!
martes, 10 de enero de 2017
Semana 8: Zurich Maratón Sevilla
Semana 8
"Can I play with madness?"
Los kms van en aumento, y yo sigo con poca disponibilidad para compaginar los entrenos como a mí me gustaría. Así que todo se convierte en una auténtica locura. A veces por los horarios de trabajo no puedo descansar como debiera, porque se acaba pasando la semana y hay que sumar sí o sí los kms... de lo contrario, no tendría sentido presentarse a la maratón. Pero intento hacer todo lo posible para no enlazar 3 entrenos seguidos, aunque esta semana haya sido así.
Lunes: pesas+abdiominales
Martes: 15kms
Miércoles: descanso
Jueves: peas+abdominales
Viernes: 11kms
Sábado: 10kms
Domingo: tirada larga 28kms
El ritmo que me está saliendo es entre 5:20 y 5:30. Es el ritmo que me gustaría llevar el día de la maratón. Aunque en los entrenos cortos, me disparo un poco, porque suelo rodar más rápido, en la tirada larga intento aflojar un poco.
Esperamos seguir sumando todo lo que se pueda para tener buen fondo para la carrera. Eso sí, a veces creo que es más sabio tomarse un buen descanso y eso parece que ayuda a asimilar lo que uno ha trabajado y coger con más ganas los próximos kms.
"Can I play with madness?"
Los kms van en aumento, y yo sigo con poca disponibilidad para compaginar los entrenos como a mí me gustaría. Así que todo se convierte en una auténtica locura. A veces por los horarios de trabajo no puedo descansar como debiera, porque se acaba pasando la semana y hay que sumar sí o sí los kms... de lo contrario, no tendría sentido presentarse a la maratón. Pero intento hacer todo lo posible para no enlazar 3 entrenos seguidos, aunque esta semana haya sido así.
Lunes: pesas+abdiominales
Martes: 15kms
Miércoles: descanso
Jueves: peas+abdominales
Viernes: 11kms
Sábado: 10kms
Domingo: tirada larga 28kms
El ritmo que me está saliendo es entre 5:20 y 5:30. Es el ritmo que me gustaría llevar el día de la maratón. Aunque en los entrenos cortos, me disparo un poco, porque suelo rodar más rápido, en la tirada larga intento aflojar un poco.
Esperamos seguir sumando todo lo que se pueda para tener buen fondo para la carrera. Eso sí, a veces creo que es más sabio tomarse un buen descanso y eso parece que ayuda a asimilar lo que uno ha trabajado y coger con más ganas los próximos kms.
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